Pedro vivió su vida con una marca: el Exceso. Se deleitaba comiendo lo que quería y cuanto quería, jamás puso un “cuchillo en su garganta”. De la misma manera se relacionó con la bebida, las mujeres, y cada cosa que le pareció apetecible, aunque nunca con algo socialmente ilícito o mal visto.
Pedro está viviendo sus últimos días; los doctores le han diagnosticado Cáncer Hepático o Cirrosis, como suele llamarse. En cuanto a Rosa, no tuvo tanta "suerte" como Pedro; el dueño de su corazón no supo cuidarlo, ni correspondió a su devoción, tal vez porque encontró un mejor prospecto, o porque simplemente no se sintió preparado para asumir un compromiso… no importa, Rosa tomó la decisión de quitarse la vida colgándose de una viga en su casa.
Ambas historias no son ficticias, los nombres… tal vez. Aunque parezcan trágicas, son historias que probablemente hemos visto u oído cerca de nuestro entorno. Pero yendo más allá, ambas tienen algo en común, las dos comparten el mismo diagnóstico: Muerte por Ignorancia.
Muchísimas veces he escuchado aquello de: lo que nos falta es educación. Creo que sí necesitamos más y mejor educación, pero también creo que lo que arruinó la vida de Pedro y Rosa no fue la falta de entendimiento sobre la física cuántica, la filosofía contemporánea, o geopolítica. Lo que les faltó fue un conocimiento más sencillo, más básico, pero no por ello menos importante y trascendental: les faltó conocer los Principios para la Vida. Esos principios no son teorías hechas por los hombres, son los principios que Dios nos ha dado en su Palabra, es la Verdad Eterna. Ignorarlos, nos traerá la ruina como individuos, y como sociedad.
Esta historia continuará...
Para Pensar:
- ¿Cómo calificarías tu conocimiento de la Verdad: pobre, mediocre, bueno, o excelente?
- ¿Qué porcentaje de esa verdad estás aplicando y/o ignorando en tu vida?